Discurso magistral de Samael Aun Weor sobre la formación del Ejército de Salvación Mundial
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Hercolubus entrando en curso de colisión con la Tierra. Autor: Bing. Fuente: Creador de imágenes de Microsoft Bing el 19 de octubre del 2023.. |
Ha llegado la hora de comprender exactamente el significado de todas nuestras actividades esotéricas crísticas. Ha llegado el momento de entender que nos encontramos en una época de crisis mundial y de bancarrota de todos los principios; estamos ante el dilema del Ser y del no Ser de la Filosofía, un paso atrás y estaremos perdidos.
En realidad de verdad, por estos tiempos no se habla sino de “guerra y de rumores de guerra”, hay caos en toda la redondez de la Tierra.
Si leemos cuidadosamente a Mateo, según la ciencia, comprenderemos que estamos en el principio del fin de todas las cosas: “Y veréis –dice Mateo– cosas espantosas, guerras y rumores de guerras, Jerusalén rodeada de ejércitos; terremotos, epidemias, y grandes maremotos; cataclismos incesantes se suceden unos a otros”… Estamos en vísperas de la gran catástrofe y ésta acaecerá inevitablemente.
Mucho se ha hablado por estos tiempos sobre Hercólubus, se trata de un mundo gigantesco (“Barnard I”, como lo bautizaron los astrónomos). Ese gigante de los cielos, ese titán viene rumbo hacia la órbita terrestre, inevitablemente; inútilmente tratarán los hombres de Ciencia de bombardearlo atómicamente, inútilmente tratarán de desviarlo de su rumbo, no está tarde el momento en que Hercólubus se acerque demasiado a nuestro mundo Tierra.
Ya está a la vista de todos los astrónomos, existen por doquiera mapas cósmicos, trazados precisamente, por los astrónomos de todos los países del orbe. Nosotros mismos tenemos en nuestra Asociación Gnóstica de Estudios Antropológicos y Culturales, un mapa de esos; lo hemos encontrado en una hemeroteca. Claramente se ve allí el acercamiento de Hercólubus, un planeta seis veces más grande que Júpiter, miles de veces más grande que nuestro mundo Tierra.
Pronto ustedes verán a Hercólubus con sus propios ojos, y entonces, comprenderán la exactitud de lo que estamos hablando en estos momentos. Cuando Hercólubus se acerque será visible en pleno mediodía; así está escrito, así lo dijo Nostradamus en los siglos pasados, y se cumplirá esa profecía inevitablemente.
La fuerza magnética de Hercólubus atraerá magnéticamente al fuego que existe en el interior de la Tierra, y entonces, veremos escenas dantescas. Es parte de la profecía de Nostradamus, el saber que parte también de la corteza geológica de nuestro mundo volará hecha pedazos, y el fuego líquido circulando por la costra de este mundo, quemará con fuego todo aquello que tenga vida; “y de Babilonia, la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la Tierra, no quedará piedra sobre piedra”… Pronto este planeta será quemado con fuego vivo, así está escrito y se cumplirá.
En el máximum de acercamiento de Hercólubus, las olas del mar, enfurecidas, azotarán las playas de un mundo completamente carbonizado, entonces vendrá una revolución de los ejes de la Tierra; los mares cambiarán de lecho y los actuales continentes quedarán sumergidos bajo las olas de los furiosos océanos.
Así que los tiempos del fin han llegado, y estamos en ellos. Ya Hercólubus está a la vista de todos los observatorios del mundo; esto que estamos diciendo está debidamente comprobado por los hombres de ciencia, de todos los telescopios. Si no se le ha dado mucha publicidad a lo que va a acaecer, será precisamente, para evitar la psicosis colectiva (se vendría la banca abajo, el comercio, etc., etc.). Así que la censura de los gobiernos pesa sobre los astrónomos. Pero la cruda realidad es que existen mapas trazados por los mismos astrónomos, y que no hay astrónomo que no conozca lo que nosotros aquí, en este auditorio, estamos hablando.
Mas antes de esa gran catástrofe, digo, habrán guerras a muerte, epidemias desconocidas, hambre y mucha desolación. La Tercera guerra atómica está a la vista y acaecerá inevitablemente.
Hablo en nombre de la verdad, digo lo que está para acaecer; es necesario que nosotros comprendamos la hora que estamos viviendo: Una hora terrible, desoladora. De aquí en adelante, no debemos esperar muchas fiestas, ni pompas, ni glorias mundanas. De aquí en adelante, sólo nos cabe, en realidad, prepararnos intensivamente.
Mas, así como después de la sumersión Atlante surgió la vida, de la misma forma surgirá la vida, después de la gran catástrofe que se avecina. Antes de que viniese la catástrofe de la Atlántida, hubo un pueblo selecto, un pueblo que formara entonces el Manú Vaivaswata. Cuando la gran catástrofe acabó con aquella tierra maravillosa que se llamó la Atlántida, famosa, el Manú Vaivaswata ya había salido con su pueblo, ya ambulaba en caravanas con su gente, rumbo a la Meseta Central del Asia. El Manú Vaivaswata hizo en la Atlántida, lo que éste, que está aquí adentro, está haciendo en este momento con ustedes, los hombres y mujeres de la raza Aria.
Nos toca ahora, como el Manú Vaivaswata en su época, organizar un Ejército de salvación mundial, formado con hombres y mujeres de buena voluntad, un ejército de gentes que han de servir como núcleo para la futura sexta raza raíz. ¡Ustedes son el Ejército de salvación mundial, aquí han llegado y están conmigo, y yo estoy con ustedes!…
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Samael Aun Weor, Buda Maitreya, miembro de la Orden de los Dharmaphalas, Kalki Avatara de la nueva era de Acuario |
De entre el humo y las llamas tendré que sacarles a cada uno, para llevarles en un nuevo Éxodo bíblico, hacia la “Tierra Prometida”, hacia una isla situada en el Océano Pacífico, dentro de determinado meridiano de longitud y de latitud.
Pueden estar ustedes absolutamente seguros de que en su día y en su hora, y en vísperas de la gran tragedia, iniciaremos el tremendo éxodo hacia esa tierra maravillosa. Ustedes, hermanos, han demostrado con hechos concretos su amor por la gran causa, han venido de distintos lugares de América, hacia este gran evento. Aquí estamos todos reunidos, y nos encontramos todos asociados por la fuerza maravillosa del Amor.
Hermanos, ahora más que nunca debemos comprender el Cuerpo de Doctrina; se hace necesario trabajar en forma intensiva con los Tres factores de la revolución de la conciencia: Es necesario desintegrar el ego animal que nos divide a todos, que nos convierte en enemigos, todos de todos; es necesario regresar a la inocencia perdida desde los antiguos tiempos; es urgente, inaplazable, crear los Cuerpos existenciales superiores del Ser para convertirnos en hombres auténticos, en hombres reales, en hombres verdaderos; es necesario, hermanos, subir al ara del supremo Sacrificio por la humanidad, estar dispuestos, en verdad, a dar hasta la última gota de sangre por nuestros semejantes.
Así, trabajando con los Tres factores de la revolución de la conciencia, podremos convertirnos en verdaderos soldados del Ejército de salvación mundial.
Nuestro Movimiento Gnóstico está creciendo cada día más, se extiende desde el norte hasta el sur de la América Latina, y desde el este hasta el oeste. Arde ya con poder en los Estados Unidos y comienza a flamear victorioso en el Canadá. Pronto estaremos listos para el salto a Europa y penetraremos en todos los países del Viejo Mundo; y por último, avanzaremos en forma arrolladora sobre el continente asiático, para revolucionarlo totalmente.
En realidad, estamos iniciando la nueva era del Acuarius entre el augusto tronar del pensamiento. ¡Nada ni nadie podrá detenernos en esta marcha luminosa y triunfal!…
Así como existe el año terrestre, que consta de 365 días con algunos minutos y segundos, así también existe el año sideral. Quiero decirles a ustedes, en forma enfática y con entera claridad, que nuestro Sistema Solar viaja alrededor del cinturón zodiacal. Cada viaje de nuestro Sistema Solar alrededor del Zodíaco corresponde a un año sideral, a un año cósmico.
Así como en el año terrestre existen las cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno; así también existen las cuatro estaciones en el año sideral: primavera, la Edad de oro; verano, la Edad de plata; otoño, la Edad de cobre; invierno, la Edad de hierro. Una raza no dura más que lo que dura un viaje alrededor del Zodíaco; una raza no dura más que lo que dura el viaje del Sistema Solar, alrededor de este gran cinturón de estrellas.
Nuestra raza, la raza Aria, comenzó después del Diluvio universal, con el capítulo seis del Génesis, y terminará entre el lago ardiente de fuego y azufre del Apocalipsis de San Juan. El viaje se inició en la Era del Acuarius; el viaje concluye en la Era del Acuarius. Ya regresó el Sistema Solar al punto de partida original y ahora vienen las catástrofes mundiales.
Que se sepa de una vez y para siempre que “toda esta perversa civilización de víboras será destruida. Babilonia la Grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la Tierra, será convertida en cenizas antes de poco y de toda esta gran civilización, en realidad, no quedará ni piedra sobre piedra”…
La Edad de oro fue hermosa para nuestra raza, entonces en las estrellas floreció la sabiduría; los hombres platicaban con los dioses arios, y todo era armonía y todo era belleza. Y en el Tíbet Oriental, en la Meseta Central del Asia, florecieron diversas culturas y antiguos reinos. Aquí, en nuestra querida tierra mexicana, hubo el esplendor de la raza de Anáhuac y de los Toltecas artistas, y de muchas otras gentes. En la tierra sagrada de los Incas floreció una cultura solar extraordinaria, maravillosa…
Los Druidas enaltecieron a la vieja Europa. Las gentes que sabían tocar la lira, la hacían resonar también entre las sinfonías del Universo, porque entonces, la lira de Orfeo, todavía no había caído sobre el pavimento del templo hecha pedazos…
No existían las fronteras y todo era de todos, y cada cual podía comer del árbol del vecino sin temor alguno. Esa era la época de los Celtas y de los Druidas, la época de Orfeo, la época en que la rimas celestiales del universo, florecían al borde de los mares y junto a los arroyos cantarines…
Vino después la Edad de plata, que floreció en el sur del Asia milenaria, y también en las tierras de Europa, y en la antigua Itaca, y en las Hespérides y en donde quiera que existía la raza humana. Ligeramente palideció el esplendor de la Edad de oro, mas la Luz, todavía corría por las venas de este universo, llenando de armonía a todas las criaturas.
Cuando la Edad de cobre amaneció en la vida, surgieron civilizaciones como la de Siria, la de Persia, la de los caldeos, la de los egipcios, etc. Desafortunadamente, fue entonces cuando comenzaron las fronteras y las guerras y los odios. Cambises, tremendo, se lanzaba sobre Egipto, y Ciro, rey de Persia, amenazaba con rayos y truenos a la vieja Europa.
Esa fue la época en que las esfinges llamaron a los hombres a la concordia, esa fue la época grandiosa en que los sacerdotes de Egipto anunciaran con dolor lo que había de acaecer en la edad de Hierro; todavía recordamos las palabras del Sacerdote de Sais, cuando decía a Solón: “Solón, Solón, ¡ay hijo mío!, día llegará en que los hombres se reirán de nuestros viejos jeroglíficos y dirán que nosotros los antiguos adorábamos ídolos”…
Ahora lo venimos verificando con exactitud, y cuando de entre las profundidades de la tierra sacamos una pieza arqueológica, para ser estudiada, y cuando investigamos en las Pirámides de Teotihuacán, y cuando leemos los extraños jeroglíficos de los mayas o de los egipcios, nunca falta alguien que diga que “los antiguos adoraban ídolos”… Así, la profecía del sacerdote de Sais se ha cumplido.
La edad de Cobre tuvo poderosas civilizaciones y también hubo esoterismo, pero ya allí empezó a nacer ese egoísmo violento, que actualmente, nos carcome hasta las entrañas. Y posteriormente vino a la Tierra esta edad en que nos encontramos, la Edad de hierro.
Me viene a la memoria, en estos momentos, aquella visión que tuviera DAniel, el Profeta: El veía un océano furioso, y las olas combatiéndose unas a otras; cuatro vientos que hacían estremecer el oleaje; y vio también surgir del fondo de los mares cuatro bestias. “La primera –dijo– era semejante a un león, pero le fue dado corazón de hombre y tenía alas” (he ahí la primera edad, la Edad de oro, la Edad de la primavera). “Y la segunda bestia era como el oso, invadía y hollaba toda la Tierra” (la Edad de plata). “Y la tercera bestia era como una esfinge” (la Edad de cobre). “Y la cuarta bestia –dice DAniel– era distinta a todas las otras bestias del mundo: era de hierro y sus dientes eran de acero, y destruía todo lo que encontraba a su paso, y tenía poder para destruir a la naturaleza, y también para hacer caer hasta a los santos del Altísimo” (la Edad de hierro)…
Estamos en esa tremenda edad, estamos en la época de la gran degeneración, estamos en la época horrible del Kali-Yuga.
Amigos, ha llegado el momento de comprender que siempre termina el año sideral con una gran catástrofe. ¡Bella fue la Atlántida en su época, bella su Edad de oro, bella su Edad de plata, bella su Edad de cobre, pero cuán horrorosa fue la Edad de hierro! Entonces vino una revolución de los ejes de la Tierra, los mares cambiaron de lecho, y millones de seres humanos fueron a parar al fondo de los océanos.
Me viene a la memoria, todavía, aquél acontecimiento extraordinario, en que millones de personas se reunieron en un Templo Atlante, clamaron llamando a Ra Mu (Gran Sacerdote Atlante); la Tierra se estremecía terriblemente, el fuego estaba en desasosiego, los mares furiosos con sus olas tremendas azotaban la playa, todo era espantoso. De pronto aparece Ra Mu, las gentes gritan diciendo:
– ¡Ra Mu, sálvanos!… Y Ra Mu responde:
– No puedo salvaros. Vosotros pereceréis con vuestras mujeres, con vuestros hijos y con vuestros bienes y con vuestros esclavos. Ya os lo dije, que si continuabais por ese camino de degeneración, ése tendría que ser el resultado. Y de las cenizas de vosotros, nacerá una nueva civilización –refiriéndose a nosotros, los Arios– y si ellos –refiriéndose a nosotros– continúan con vuestras malas costumbres, hagan lo que vosotros estáis haciendo, vivan como vosotros estáis viviendo y se degeneran, también, como vosotros, perecerán de la misma forma. Así está dicho y ahora se cumplirá esto, ¡cueste lo que cueste!…
Así que todos vosotros, todos los que estáis reunidos, os estáis preparando para un Éxodo: Tendremos que salir de entre el humo y las llamas antes de que sea demasiado tarde; resplandece Hercólubus, amenazadoramente, sobre esta raza perversa, y pueden estar seguros que de estas grandes ciudades como Nueva York, Londres, París, Moscú, no quedará siquiera piedra sobre piedra.
El Ejército de salvación mundial se está formando precisamente para eso, para tener un núcleo que ha de servir de raíz a la futura sexta gran raza.
Pueden estar ustedes completamente seguros que durante muchos siglos, el fuego y el agua se combatirán mutuamente; los hombres y mujeres de buena voluntad que han de ser llevados hacia lugar seguro, vivirán durante siglos entre la Tierra. (*)
Todo el mundo Tierra estará por aquellos días envuelto en fuego y vapor de agua, y cuando aparezca un doble arcoiris en las nubes (señal de una nueva alianza de Dios con los Hombres), pasará ese pueblo a vivir en cielos nuevos y tierras nuevas, y entonces se cumplirá lo que dijo Pedro: Que “habrán cielos nuevos y tierra nueva”, donde vivirá una humanidad nueva también.
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"Oración de gracias". Obra de Domenico Morelli Soldado, año 1901. |
Mas, en esa nueva tierra del mañana, en esa Edad de oro cantada por Virgilio, el Poeta de Mantua, no tendrá cuerpo físico ningún sujeto que tenga ego. En tanto continúe vivo dentro de nosotros el yo de la Psicología experimental, estaremos excluidos de la futura Edad de oro. “¡Ya llegó la Edad de oro –dice Virgilio, el Poeta de Mantua–, y una nueva progenie manda!”…
En la futura Edad de oro no habrá fronteras, ni aduanas, ni ejércitos; en la futura de Edad de oro tampoco se necesitará el vil dinero, en la futura Edad de oro sólo resonará la lira de la Poesía; entonces los sacerdotes ministraran a las gentes con armonía y belleza; se rendirá culto al Sol de la Medianoche; se adorará a todo lo que es, a todo lo que ha sido y a todo lo que será; palpitará esta Tierra con una nueva nota, que resonará entre el coral maravilloso del universo.
En la Edad de oro, solamente vibrará el amor y la sabiduría, y el poder que emana del Ser; en la Edad de oro no existirá ni lo mío ni lo tuyo y todo será de todos, y cada cual podrá comer del árbol del vecino sin temor alguno. Nada quedará de esta época, nada quedará de esta carcomida civilización perversa.
Cuando los hombres de la Edad de oro quieran saber algo sobre esta raza tenebrosa, habrán de investigarlo en las memorias de la naturaleza, entre los Archivos Akashicos del universo…
Ahora comprenderán ustedes, por qué motivo estamos formando el Ejército de salvación mundial; ahora entenderán ustedes cual es la causa causorum por la cual nosotros estamos trabajando en la formación del Movimiento Gnóstico Internacional. Arde este Movimiento ya, de Polo a Polo, de océano a océano, y pronto arderá entre las entrañas de Londres y de París; y pronto también, habrá de provocar tremendas revoluciones en todo el Asia. ¡Nadie puede detener esta avalancha extraordinaria del Gnosticismo Universal!…
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Samael Aun Weor
Guadalajara, México, 27 de octubre de 1976.
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Haga usted clic sobre este enlace, para leer la versión francesa de esta conferencia.>
(*) Nota para los traductores: Traduzca mejor a partir de : "los hombres y mujeres de buena voluntad que han de ser llevados hacia un lugar seguro, vivirán durante siglos en el interior de la Tierra".
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